Rune Factory 5 – Análisis

Rune Factory 5 llega a España tras casi un año desde su lanzamiento en Japón y un largo periodo en el que los fans dudaban si llegaríamos a ver una nueva entrega. Rune Factory 4 debutó en 2012 y aunque gozó de una buena aceptación la desarrolladora Neverland Co. se declaró en bancarrota un año más tarde. Por suerte Marvelous AQL fichó a varios desarrolladores del equipo, entre ellos el productor Yoshifumi Hashimoto y formar Hakama, creadores de Rune Factory 4 Special y este nuevo Rune Factory 5.

Una vez más hablamos de un simulador de gestión y cuidado de una granja que se combina con el rol, una fórmula depurada con las secuelas que es precisamente a lo que aspira Rune Factory 5.

De hecho una de las críticas que probablemente más se escucharán entre los fans es que arriesga poco más allá de su nuevo aspecto gráfico, que deja atrás la vista superior, y una ejecución algo irregular. La gravedad de este problema dependerá mucho de cada jugador, pues sin duda habrá un público que simplemente espera “más de lo mismo”, no necesariamente mejor.

La fórmula que ya conoces de Rune Factory

La historia del juego nos presentará a un protagonista, chico o chica, que despierta con amnesia en la pequeña aldea de Rigbarth tras salvar a la joven Hina del ataque de unos monstruos. La amabilidad de la gente y la falta de recuerdos precipitarán que entremos en el grupo de protección SEED para empezar a colaborar en la agricultura o cualquier otra tarea que nos sea encomendada, a la vez que luchamos con algunos animales e investigamos más en el misterio de nuestra pérdida de memoria; no es el culmen de la originalidad, pero tampoco se pedía mucho más. Naturalmente algunas de estas amistades con personalidades bien definidas –dentro de tópicos y una historia ligera- podrán ir un paso más allá y convertirse en romances, incluyendo personajes del mismo sexo, gracias a regalos y al tiempo que pasemos con ellos.

Sin embargo en Rune Factory 5 entran en juego muchos sistemas. Tras superar las primeras horas, que como suele suceder en este tipo de títulos es una especie de amplio tutorial sobre las posibilidades y presentaciones de personajes, el juego se abre un poco más de las mecánicas para limpiar el terreno, arar, sembrar y cosechar los frutos; es un planteamiento libre en el que puedes ir a tu ritmo y dar prioridad a aquello que más disfrutas. Hay múltiples niveles de artesanía, cocina, creación y obtención de recursos, y todo esto está integrado en la parte del combate u otros aspectos, así que sobre una base que conocemos de simulación -visto en juegos de la competencia- aporta varias capas más que dan un mayor sentido a las tareas. No es un simulador dedicado únicamente a cuidar del huerto, cosechar y comerciar: el rol ayuda a dar variedad de situaciones.

El juego funciona mejor con una vista en global que por sus apartados independientes, y es que no suele profundizar demasiado en todo lo que hace. Por ejemplo el combate en tiempo real dispone de algunas habilidades especiales, pero gran parte de las batallas las pasaremos utilizando un sistema de combos bastante simple, así que puede saber a poco para quien busque una experiencia más elaborada. Lamentablemente la cámara da algunos problemas –como los daños desde fuera de la pantalla-, la extrema facilidad en buena parte de la aventura y la escasa variedad de enemigos o jefes restará mucho interés; si vas acompañado de personajes o monstruos, puedes dejar que hagan todo el trabajo sucio por ti. Lógicamente se puede interpretar como una decisión de diseño, y es que casi todo lo que hagas tendrá algún efecto en la subida de nivel, hasta caminar o dormir, con influencia positiva para tu personaje en sus parámetros, pero se traduce en unas mazmorras un poco aburridas y puzles demasiado simples.

Pero claro, el foco de este RPG no está puesto en la acción, sino en ese bucle escuchando las peticiones de los vecinos, participando en la agricultura y explorando bosques con sus peligros: seguro que cada día hay alguna actividad o evento para descubrir. Una buena noticia para los fans es que el tiempo avanza la mitad de rápido que en pasados juegos, de manera que tienes el doble de tiempo para tus tareas antes de que llegue la noche y necesites descansar. Por otro lado, los novatos se sentirán un poco perdidos sin una guía clara de cómo invertir el tiempo, y eso llevará a gestionar mal el calendario.

El título recoge mejoras vistas en Rune Factory 4 y su remasterización, como un mayor número de puntos para viaje rápido, ayudas para completar misiones principales y otros detalles que harán más cómoda la experiencia, tanto para novatos –que pueden optar por un modo fácil- como para veteranos; por ejemplo, puedes repetir fácilmente una misma acción simplemente pulsando un botón y así arar o regar una terreno amplio, los recursos se regeneran a menudo y el cambio entre armas y herramientas se hace con los botones de dirección. Eso sí, llega con voces en inglés y japonés, y textos en varios idiomas pero ninguno de ellos español, así que al menos se requiere un conocimiento mínimo para disfrutar de la historia y saber nuestro próximo destino.

No hay duda: lo mejor de Rune Factory 5 son sus personajes, conocer más de ellos y toda la parte social/matrimonios, probablemente el único apartado en el que se puede argumentar que la secuela es superior a sus predecesores. Eso y que transmite bien que no hay una manera correcta o incorrecta de jugar, todo contribuye al progreso, a suavizar los próximos desafíos. Otros aspectos en cambio no terminan de cuajar como lo hacía Rune Factory 4 Special, que salvo por el tema visual, parece un juego más completo y moderno que el actual.

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Errores técnicos que afectan a las virtudes artísticas

Rune Factory 5 ahora se adapta más a una aventura 3D y eso debería significar una mayor inmersión. Lo consigue a medias, las limitaciones técnicas se traducen en texturas un tanto borrosas, ralentizaciones y una ciudad que más allá de lo bien que luce no da ninguna sensación de vida, y se antoja demasiado amplia para explorar con tranquilidad; es un tanto genérica. Sería absurdo comparar Rune Factory con Xenoblade Chronicles 3, pero el rendimiento nos recuerda en demasiadas ocasiones, incluso en las localizaciones puntuales donde sí alcanza una calidad esperada, que hasta estos gráficos le quedan un poco grandes al motor del juego.

Donde sí se aprecia que es un juego diseñado para Nintendo Switch, y no una de las anteriores portátiles, son sus personajes, bien detallados dentro de esta estética anime y suponen un salto respecto a Rune Factory 4 Special. Al menos no tenemos queja de la resolución en modo portátil, lo cual es una buena noticia porque este tipo de aventuras parece que siempre apetece más jugar lejos de una pantalla grande. La música es relajante y acompaña bien al tono general; las voces son escasas y solo reservadas para las escenas o diálogos importantes.

Conclusiones

Rune Factory 5 no reinventa nada aunque su mera existencia, algo que no estaba asegurado hace unos años, es una buena noticia. En líneas generales toca todo lo que debería gustar al fan de la saga en sistemas de granja, creación, relaciones y, de manera un poco simple, el combate; desde ese punto de vista seguramente va a entretener a los jugadores, pero no todo lo que hace funciona como debía y en algún caso es un paso atrás por diseño anticuado, sea por presupuesto o tiempo. Más que fallos de este Rune Factory, transmite que no ha sabido evolucionar tanto como se esperaba después del tiempo de espera. Todavía sabe cómo divertir a quien busque esta combinación de rol y gestión sin hacer nada especialmente memorable en la simulación o el rol salvo, quizás, la combinación de géneros. Puede que una próxima entrega sepa recuperar un poco la magia de la saga.

Hemos realizado este análisis con un código facilitado por Decibel-PR.

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